jueves, 30 de mayo de 2013

¿Por qué apoyar la pena de muerte?

Si partimos de la base que los jueces por el hecho de ser humanos pueden equivocarse al dar un fallo y encarcelar o en el peor de los casos sentenciar la pena de muerte a alguien, está todo mal, pero, por otro lado con la abolición de la pena de muerte, los únicos que celebrarán son los delincuentes, que no son mas que "escoria humana".
La especie humana no está en vía de extinción y si consideramos que el porcentaje de ejecuciones es tan bajo con relación a la humanidad total, no es para alarmarse. Cabe la pregunta: ¿Sin pena de muerte se baja el índice de delincuencia? O por el contrario ¿Disminuiría el número de delincuentes? Uno menos por quien preocuparnos.
Las personas por más enajenación o enfermedad mental que tengan son conscientes de sus actos, de esta manera si es que alguien comete un acto punible, es consciente, según la psicología, que es un elemento en la sociedad el cual no cambiará, además, por qué con nuestros impuestos hemos de mantener a alguien (ropa, comida, medicinas) a un asesino, quien quiera hacerlo que lo haga, pero es realmente injusto. 

                 


miércoles, 29 de mayo de 2013

Nadie tiene derecho a quitarle la vida a otro ser humano, incluso si el mismo ha cometido una atrocidad. La única razón justificable para matar a alguien sería para defender nuestra propia vida y aún así en casos muy extremos. 
Si estamos dispuestos a decir que el criminal realiza un mal al matar a otro ser humano, debemos estar dispuestos a decir que matarlo es igualmente malo. La justicia debe tener un comportamiento humana y moralmente superior al de los criminales que juzga. ¿Por qué?, porque si la ley aplica la misma moneda a los criminales, se pone a su nivel y si es así. ¿cómo puede juzgarlos?

Y tú, estás a favor o en contra de la pena de muerte, por qué?


HISTORIA

La ejecución mediante descargas eléctricas nació en Estados Unidos como un método moderno para que el condenado padeciera menos que con la horca. Pero su puesta en práctica demostró que muchas veces tampoco ahorraba sufrimientos. Todavía se recuerda con horror el caso de Jesse Joseph Tafero, ajusticiado en Florida en 1990. La primera sacudida incendió la cabeza de Tafero, que cogió aire profundamente antes de que el funcionario de prisiones repitiera la operación una y otra vez, con un espeso humo saliendo del casco del preso. 

Ante la imposibilidad de evitar escenas truculentas como esta, se fue imponiendo la inyección letal, más rápida y aséptica. En la actualidad, los estados norteamericanos de Alabama, Arkansas, Kentucky, Virginia, Tennessee, Florida y Carolina del Sur mantienen la silla eléctrica como opción voluntaria del reo.  El último que se sentó en ella fue James Earl Reed, el 20 de junio de 2008. 





MATAR... es MATAR!